Los mares de Europa que podrían protagonizar el próximo colapso del comercio internacional

01/02/2024 EL ECONOMISTA

La convulsión de los mares a medida que las placas geopolíticas han empezado a chocar está afectando al comercio mundial, como lleva semanas apreciándose en el Mar Rojo. Los analistas no quitan ojo a la guerra en Gaza por temor a que sus derivadas desemboquen en un conflicto a escala regional. La atención es máxima en torno a los movimientos de Irán, actor principal en la zona por oposición a Israel. Los estrategas han señalado el riesgo de que la tensión se desplace al decisivo Estrecho de Ormuz (al sur de Irán y paralelo al Mar Rojo, al otro extremo de la península arábiga), por donde pasa el 21% del consumo mundial de petróleo y derivados. Algunos incluso han apuntado hacia Gibraltar, donde la amenaza sería un dramático cierre del Mediterráneo. Sin embargo, no se ha hecho especial hincapié en la amenaza que sigue suponiendo Rusia.

En un informe para clientes de esta semana sobre los principales puntos de estrangulamiento mundial (chokepoints) y las amenazas que los rodean, Matt Gertken, estratega jefe de geopolítica de BCA Research, pone sobre aviso: ni el Mar Negro ni el Báltico están libres de interrupciones comerciales. «Las dos últimas décadas de agresiones rusas se deben en parte a la gran estrategia rusa de conseguir un mayor acceso marítimo. Rusia intentará constreñir la economía de Ucrania en el Mar Negro y evitar que la admisión de Finlandia y Suecia en la OTAN reduzca su acceso al Báltico», resume.

Cabe recordar que los puntos de estrangulamiento son canales estrechos a lo largo de rutas marítimas mundiales ampliamente utilizadas y son fundamentales para la seguridad energética mundial. La incapacidad del petróleo para transitar por un punto de estrangulamiento importante, aunque sea temporalmente, puede provocar retrasos sustanciales en el suministro y mayores costes de envío, lo que resultaría en mayores precios mundiales de la energía.

El Mar Báltico y el Mar Negro tienen menos renombre en términos de comercio internacional que otras aguas, pero son también mares fundamentales en lo que al tránsito de hidrocarburos se refiere. Aunque pasen un tanto desapercibidos, estos mares también tienen sus propios chokepoints, que pueden ser fácilmente bloqueables y generar una crisis o colapso comercial. Estos puntos son conocidos (en plural) como los estrechos de Dinamarca y los estrechos de Turquía. Según el Departamento de la Energía de EEUU, por estos estrechos circula un volumen combinado de más de cinco millones de barriles de petróleo por día (b/d), por lo que «son importantes puntos de estrangulamiento para el suministro de petróleo crudo y líquidos derivados del petróleo de Europa».

Rusia mira al Báltico

Según explica Gertken, Rusia no ha logrado impedir la expansión de la OTAN Finlandia Suecia, pero mantiene el objetivo estratégico de dividir a Occidente. Su estrategia, apunta el experto, pasa por aumentar su influjo sobre Europa demostrando que EEUU carece de la voluntad o la capacidad para mantener sus garantías de seguridad. «Las líneas de batalla en Ucrania se están congelando, lo que permite a Rusia solidificar sus anexiones territoriales y declarar la victoria para su público interno, consolidando el régimen de Putin en las elecciones presidenciales del 17 de marzo. Sin embargo, EEUU podría revigorizar el esfuerzo militar de Ucrania en 2025 si el Partido Demócrata conserva la Casa Blanca en noviembre. Así pues, si ocurre algo que reavive la suerte de la Administración Biden, cabe esperar que Rusia interfiera en las elecciones estadounidenses», plantea el analista.

Desde un punto de vista más básico, Rusia restringirá sus exportaciones de energía, posiblemente imponiendo incluso un embargo de petróleo de uno o dos millones de b/d. Esta estrategia depende de si la demanda mundial se mantiene y de si la coalición OPEP+ mantiene la disciplina de producción. Pero Moscú también podría plantear nuevas amenazas sobre los puntos de estrangulamiento marítimos, alerta Gertken.

Mapa Báltico chokepoints comercio petróleoEl Mar Báltico y los estrechos daneses

El analista de BCA Research señala rápidamente con el dedo índice al Báltico: no es inmune a los conflictos y su perturbación tendría un impacto económico mucho mayor que si se diese en el Mar Negro. «Durante la Guerra Fría, los estrechos de Kattegat y Skaggerak se convirtieron en lugares críticos por los que la OTAN podía embotellar a la armada rusa. El Mar Báltico alberga un comercio de 875.000 millones de dólares, es decir, el 3,5% de las exportaciones mundiales, o el 0,6% del PIB mundial, sin contar a Rusia. El Báltico es también el emplazamiento de proyectos de energía renovable para los países nórdicos, y con el tiempo se dependerá más de la electricidad», señala.

Los estrechos daneses, una serie de canales que conectan el mar Báltico con el mar del Norte, son una ruta importante para las exportaciones marítimas de petróleo rusas a Europa y Asia. Se estima que más de 3,2 millones de b/d de petróleo crudo y productos derivados del petróleo fluyeron a través del Estrecho danés. De este petróleo, algo más de dos millones de barriles son de crudo ruso, según publicó a finales de 2023 el Financial Times en un reportaje sobre la importancia de Dinamarca para proteger la zona. Aunque Rusia está intentando desviar parte del crudo por la ruta del Ártico, está solo es transitable durante parte del año y en condiciones muy complejas.

El historial de escaramuzas en la zona ya es revelador. En octubre, un actor desconocido dañó un gasoducto submarino y los cables de telecomunicaciones que conectan Estonia con Finlandia y Suecia. En 2022, alguien destruyó el famoso gasoducto Nordstream II. Esta semana, un alto mando militar báltico ha informado de que es muy probable que Rusia esté detrás de un aumento de los casos de interferencia de señales de satélite utilizadas por aerolíneas, smartphones y sistemas de armamento en Europa oriental. Martin Herem, comandante de las Fuerzas de Defensa de Estonia, ha señalado al Kremlin como responsable de la perturbación de las señales del Sistema Mundial de Posicionamiento (GPS), ya que las interferencias con los sistemas de navegación por satélite han aumentado en la región del Báltico desde el año pasado.

«El riesgo de que se produzcan este tipo de incidentes es persistente, ya que Rusia intentará presionar a las economías de la UE hasta que ésta acceda a un alto al fuego en Ucrania que allanaría el camino para suavizar las sanciones y restablecer las relaciones comerciales con Moscú», subraya Gertken. En teoría, prosigue el experto, la autodefensa colectiva de la OTAN debería impedir la agresión rusa contra los países de la alianza, pero incluso entonces los inversores no deberían confiarse, avisa. «Si los demócratas repuntan en las elecciones estadounidenses, Rusia puede tener un incentivo para cometer un acto de agresión menor y negable contra los activos de la OTAN, para sembrar la duda sobre la determinación de EEUU. Si los demócratas ganan las elecciones, Rusia tendrá un incentivo para escalar el conflicto antes de que pueda montarse una nueva contraofensiva ucraniana», resuelve.

Aunque a menor escala, el Mar Negro también es un flanco vulnerable. «El deseo de Rusia de recuperar la ciudad portuaria de Sebastopol, en la península de Crimea, fue una de las principales causas de la guerra de Ucrania. Rusia ha intentado convertir el Mar Negro en su propio lago, para restringir las comunicaciones de Ucrania con el exterior. Para ganar influencia en las conversaciones de alto el fuego, Rusia ejercerá nuevas presiones militares y económicas sobre los puertos ucranianos, como el de Odesa«, explica el estratega de BCA.

Mar Negro Turquía Rusia transporteEl Mar Negro y los estrechos turcos

Las potencias occidentales tendrán que imponer la libre navegación en el mar para evitar una pérdida permanente de acceso y garantizar que Ucrania pueda tener una economía viable después de la guerra, por ejemplo, exportando trigo, según Gretken. Sin libre comercio, una Ucrania sin salida al mar languidecerá y Europa se verá obligada a subvencionar su economía, aclara.

«Un incidente en el Mar Negro provocaría otra sacudida en los precios de las materias primas. Afortunadamente, la magnitud sería limitada, ya que sólo afectaría al 1% del comercio mundial y al 0,25% del PIB mundial, excluido el comercio ruso. Los estrechos del Bósforo y los Dardanelos están protegidos por la pertenencia de Turquía a la OTAN. No obstante, un incidente grave en esta zona aumentaría marginalmente la presión sobre los precios», concluye.

Los dos estrechos mencionados de Turquía dividen Asia de Europa. El Bósforo es una vía fluvial que conecta el Mar Negro con el Mar de Mármara. Mientras que Dardanelos es una vía fluvial que conecta el Mar de Mármara con los mares Egeo y Mediterráneo. Ambas vías fluviales abastecen a Europa occidental y meridional con gas procedente de Rusia y de la región del Mar Caspio.

Con solo media milla de ancho en su punto más estrecho, los estrechos de Turquía se encuentran entre las vías fluviales más difíciles de navegar del mundo debido a su geografía sinuosa. Alrededor de 48.000 buques transitan por los estrechos de Turquía cada año, lo que convierte a esta zona en uno de los cuellos de botella marítimos más transitados del mundo. El transporte marítimo comercial tiene derecho a pasar libremente por los estrechos turcos en tiempos de paz, aunque Ankara reclama el derecho de imponer regulaciones con fines medioambientales y de seguridad, según explican desde el Departamento de Energía de EEUU.

Se estima que más de 2,4 millones de b/d de petróleo crudo y productos derivados del petróleo fluyen a través de los estrechos de Turquía, más del 80% de los cuales era petróleo crudo. Estos puertos del Mar Negro se encuentran entre las principales rutas de exportación de petróleo para Rusia y otros países euroasiáticos, incluidos Azerbaiyán y Kazajistán. En su punto máximo en 2004, más de 3,4 millones de b/d transitaron por los pasos turcos, pero los volúmenes han caído a medida que Rusia ha desviado sus exportaciones de petróleo crudo del Mar Negro hacia los puertos del Báltico.

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