El alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha confirmado hoy mismo que en febrero se anunciará la nueva misión de la UE en el mar Rojo, denominada “Aspides”. Borrell ha indicado que el próximo día 17 habrá cerrado con los veintisiete una misión militar que responda a los ataques de los rebeldes hutíes.

Este término (“Áspides”) ha sido elegido por su significado griego, “escudo protector”, y tendrá como objetivo escoltar los buques comerciales en el mar Rojo y ahuyentar las ofensivas de los yemenís. “No todos los estados miembros participarán, pero no obstruirán”, ha pronunciado el alto representante. A diferencia de la Operación Guardián de la Prosperidad, misión militar llevada a cabo por estadounidenses y británicos, la Unión Europea no intervendrá en acciones ofensivas sino que ejercerá un papel de protección ante el lanzamiento de drones o misiles.

“Es una misión importante, todos estamos preocupados por el tráfico en el mar Rojo. Muchas empresas europeas nos han pedido que lo hagamos porque su modelo de negocios está sufriendo mucho debido al fuerte incremento de los costes por tener que dar la vuelta por Sudáfrica hasta Europa, lo que afecta a los precios y a la inflación”, explicó Borrell en una reunión informal de ministros de Defensa celebrada en Bruselas.

El Gobierno de España ha decidido no participar en esta misión alegando que “España ya tiene más de 3.000 militares desplegados en misiones de la OTAN, la UE y la ONU (…) Nuestro planteamiento es reforzar las misiones en las que ya estamos. También creo que la mejor manera de garantizar la seguridad del pueblo israelí nada tiene que ver con la reacción desafortunada en Gaza, con estos bombardeos indiscriminados”, ha manifestado Sánchez al diario La Vanguardia. No obstante, desde el Gobierno también han dejado claro que no vetan la decisión de la misión en el mar Rojo y simplemente se harán a un lado.

Por su parte, países como Alemania, Italia, Bélgica o Francia ya han confirmado su implicación. Será durante los próximos días cuando se informe del país que asumirá el mando, dónde estará la sede y cuáles serán los activos navales que proporcione cada Estado miembro.

El Gobierno ha transmitido en diversas ocasiones su preocupación por la situación que se vive en el mar Rojo, creando problemas en la logística de los tiempos, los costes económicos, el daño medioambiental y las condiciones climáticas a las que se enfrentan los marineros viéndose obligados a navegar por el cabo de Buena Esperanza. Sin embargo, las respuestas han ido variando hasta llegar a esta posición final. El 20 de diciembre Borrell anunció que España y el resto de Estados miembros contribuirían a la Operación Guardián de la Prosperidad -junto a EE.UU. y Gran Bretaña- a través de la misión “Atalanta”; tres días después, Margarita Robles negó esta afirmación argumentando que se necesitaría una misión nueva y específica, no relacionada con “Atalanta” puesto que son temas distintos.

Pese a que España haya decidido no sumarse, Borrell reconoce que la situación “está afectando a los costes, a los precios y a la inflación. Así que es un esfuerzo natural para nosotros intentar evitar ese riesgo”. Ha defendido actuar con rapidez y poder dar una respuesta formal lo antes posible.