01/06/2023 TRANSPORTE XXI

El informe de AGCS muestra que los siniestros marítimos se mantuvieron, acaparando las Islas Británicas, el Mar del Norte, el Canal de la Mancha y el Golfo de Vizcaya el 22% de los 3.032 incidentes registrados en 2022.

Un total de 38 pérdidas totales de buques en todo el mundo fueron notificadas en 2022, según el último informe de Allianz Global Corporate & Specialty (AGCS) sobre seguridad en el transporte marítimo.

Este dato, que supone un 36 por ciento menos que en el ejercicio anterior, refleja la mejora continua en programas de seguridad, formación, diseño de buques y en regulación.

Unos avances que han logrado disminuir sobre las 109 pérdidas registradas en 2013, y especialmente sobre los más de 200 buques de media anual de hace 30 años.

La región marítima del sur de China, Indochina, Indonesia y Filipinas se sitúa como el punto caliente de pérdidas globales, tanto en 2022, con una decena, como en la última década, con un acumulado de 204.

El informe de AGCS revela que, a diferencia de las pérdidas totales de buques, el número de siniestros notificados se mantuvo constante, con 3.032 durante el pasado año frente a 3.000 en 2021.

Las Islas Británicas, el Mar del Norte, el Canal de la Mancha y el Golfo de Vizcaya concentraron en 2022 el mayor número de incidentes marítimos, con 679. En la última década, este área se posiciona como la segunda en número de dichas notificaciones, con un acumulado de 4.938, solo por detrás del Mediterráneo Oriental y Mar Negro, con 4.969 notificaciones entre 2013 y 2022.

Los daños y averías en la maquinaria representaron cerca de la mitad de todos ellos, con 1.478. Asimismo, en 2022 se registraron 209 incendios, la cifra más alta en una década, lo que la convierte en la tercera causa de siniestros marítimos, tras las 280 colisiones.

Por ello, el informe de AGCS alerta de que “el sector todavía tiene muchos obstáculos que sortear los próximos meses como la combinación de factores que afecta al riesgo de incendio; las nuevas amenazas externas como el efecto dominó del conflicto de Ucrania; los desafíos de la descarbonización, la incertidumbre económica y el creciente coste de las reclamaciones marítimas”.