Los bajos precios contagian al transporte portuario

15/10/2020 TRANSPORTE XXI

Los proveedores de transporte continúan en días de incertidumbre en el puerto de Valencia con una política de precios bajos, fruto del ‘efecto contagio’ de un mercado que busca más el servicio que la rentabilidad. Un negocio donde transitarios y navieras presionan, agravado por la pandemia, que ha reducido los viajes un 11 por ciento.

El sector viene de un ciclo de bonanza por el auge del tráfico. En 2018, último año con datos disponibles, se registró una facturación agregada de 402 millones de euros, una cifra histórica para el colectivo. Flotistas y agencias aumentaron sus ventas un 4 por ciento, pero solo obtuvieron una rentabilidad del 1 por ciento, según el informe anual que TRANSPORTE XXI realiza sobre la actividad del sector en el enclave valenciano.

Hoy, la situación no es comparable a la vivida en 2018 y 2019. Los transportistas viven un periodo complicado, en primera línea, afrontando un duro paréntesis que empezó con el cierre de las fábricas en China a principios de año y que se agravó en el periodo del estado de alarma en España. El número de viajes no realizados durante el presente ejercicio afectaría a 200.000 contenedores, tanto llenos como vacíos, según se desprende de los datos oficiales de tráfico por carretera de la Autoridad Portuaria de Valencia.

El principal problema es conocer cómo van a evolucionar los flujos. “No sabemos lo que va a pasar en el último cuatrimestre del año”, explica un empresario flotista, pero “ya tenemos las primeras alarmas, porque hay clientes que han desacelerado su volumen de trabajo al inicio de octubre”.

La bonanza en los flujos vino en los meses de julio, agosto y septiembre, en los que “el tráfico se ha mantenido en volúmenes de 2019, pero no hay vehículos parados, aunque sí que se está haciendo un menor número de viajes durante el conjunto de la semana”.

La presión de las navieras por ofrecer un único paquete intermodal al embarcador sigue al alza. “Hemos perdido algún tráfico porque una naviera ha decidido gestionarlo directamente, pero nos vamos manteniendo con otras cargas”, indica un veterano flotista. El empresario admite que “a los transportistas y transitarios de menor talla, las navieras sí que les están restando cargas, pero aún son casos aislados”.

Desde el colectivo logístico apuntan que “lo preocupante en Valencia es la escasa talla empresarial, ya que hay menos empresas de gran dimensión, con mucho peso del autónomo sobre la flota, porque el mercado sigue atomizado”. Y es que el negocio está controlado por una veintena de flotistas y el resto son microempresas y agencias que trabajan con autónomos.

Pero, ¿avanza el negocio por el camino adecuado? No. Es la respuesta global. “El transporte no se ha hundido por la actividad, sino por el precio”, explican. Y es que los flotistas no han cesado la actividad en ningún momento, por lo que “acabaremos con facturaciones similares a las del año anterior, si no cambian los últimos tres meses”. Desde el colectivo se sostiene que “somos los afortunados de la pandemia en cuanto a tráficos, pero desafortunados por el precio al que nos hemos condenado, entre todos, a trabajar en el mercado”.

Hay un “efecto contagio” cuando alguien sale, sea pequeño o grande, con un precio bajo, “todos terminamos apretando al resto de transportistas, lo que terminará por provocar el cierre de más de una empresa porque las cuentas de explotación negativas, al final, no se pueden soportar durante muchos años”.

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