Buques autónomos: Horizonte… ¡YA!

22/06/2018 DIARIO DEL PUERTO

“La navegación autónoma es el futuro de la industria marítima. Será tan disruptiva como el ‘smartphone’ o teléfono inteligente: el ‘smart ship’ o buque inteligente revolucionará el diseño de buques y operaciones”. Así se expresa Mikael Makinen, presidente del Negocio Marítimo de Rolls-Royce, una de las compañías que más está apostando en el mundo por el desarrollo de los buques autónomos que, según los expertos, van a comenzar a salir al mercado prácticamente ya: para 2020.

El sector marítimo evoluciona no sólo hacia la búsqueda de la sostenibilidad, sino hacia la innovación y la competitividad. Con este fin, las navieras y compañías de construcción náutica han puesto el punto de mira en los buques autónomos y han comenzado a desarrollar ya sus prototipos.

Un cambio tan significativo como es la entrada de los buques autónomos en el ámbito marítimo necesitará de una transformación de la legislación sobre navegación que garantice la seguridad de los trabajadores, los buques y el entorno.

Centrada en esto, la Organización Marítima Internacional (OMI) ha iniciado ya un estudio exploratorio para analizar los instrumentos normativos que se verán afectados por la navegación de buques autónomos.

Víctor Jiménez, consejero de Transportes y representante alterno de España ante la OMI, asegura que el objetivo a largo plazo es que los buques, en diversos grados de tiempo, puedan navegar sin interacción humana.

En un primer grado se encuentran los buques con control sistematizado y operaciones automatizadas, que actualmente ya están operando. En un segundo grado, y con perspectiva de futuro 2020, se encuentran aquellos buques controlados a distancia pero con trabajadores a bordo.

El siguiente paso serán los buques controlados a distancia sin interacción humana a bordo. Por último, a más largo plazo, se prevé un escenario marítimo donde los buques sean capaces de tomar y realizar acciones por sí mismos.

Ventajas
El uso de buques autónomos presenta una serie de ventajas frente a los buques convencionales.
Por un lado, ofrecen una mayor eficiencia en la utilización del espacio de acuerdo con el diseño del buque, al no tener que albergar espacio para la tripulación ni para instrumentos de navegación del barco.

Además, el buque autónomo optimizará los procesos y las operaciones basadas en información en tiempo real y reducirá los errores humanos, contribuyendo a mejorar la seguridad y la calidad del servicio. En este sentido, los costes del transporte marítimo podrían reducirse un 20%, según Rolls-Royce.

Además, no sólo darán una oportunidad de innovación y mejora a las compañías tradicionales del mercado, sino que también atraerá a nuevos inversores y agentes interesados en esta tecnología, al igual que está sucediendo con los coches autónomos.

Nuevos roles profesionales
Por otro lado, en el ámbito del sector marítimo los buques autónomos van a contribuir a transformar el papel de los trabajadores del sector marítimo y reorganizar la división del trabajo. En una primera fase, la tripulación de los buques se verá reducida aún más si cabe que en la actualidad, debido a la automatización de ciertas operaciones y a la gestión remota de las mismas.

En este sentido, no será tan destacable la reducción de la tripulación como, en una segunda fase, la transformación de los perfiles profesionales, hacia un carácter mucho más técnico y tecnológico.

Proyectos piloto
Entre las distintas iniciativas en esta campo, hay que destacar que las empresas noruegas Yara y Konsberg están realizando las primeras pruebas a escala de su feeder eléctrico y autónomo, el “Yara Birkland”, que en esta primera fase tendrá 80 metros de eslora y 120 TEUs de capacidad.

Se están utilizando ya todos los sistemas para la navegación autónoma que se incluirán en el buque definitivo. Está previsto que este feeder esté plenamente operativo y navegue de forma autónoma en 2020.

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