28/10/2025 TRANSPORTE XXI
La entidad portuaria, que preside Iván Jiménez, trabaja para traer nuevas líneas, con el foco en la digitalización y la sostenibilidad.

Iván Jiménez, presidente de la Autoridad Portuaria de Bilbao.
El presidente de la Autoridad Portuaria de Bilbao, Iván Jiménez, que acaba de cumplir sus primeros cien días en el cargo, se ha propuesto recuperar terreno en el tráfico de contenedores, en caída desde 2021. En un encuentro con medios especializados, reconoce que “el contenedor nos preocupa”. Aunque apenas representa el 15 por ciento del tráfico total, subraya que “es un indicador de la competitividad portuaria”.
Jiménez admite que el desvío de tráficos de Boluda a Santander, donde el grupo ha habilitado su propia terminal, “nos ha hecho daño”. No obstante, añade que la entidad trabaja ya para traer nuevas líneas al puerto. “Estamos en contacto con más de un agente”, confirma, tras advertir que “va a haber nuevos diseños de rutas por parte de los grandes armadores y queremos estar ahí”.
El presidente defiende que, “sin ser un hub, porque por tamaño no nos corresponde, el puerto tiene que estar interconectado con los que hay”. En estos momentos, añade, “estamos analizando la evolución desglosada, al máximo nivel de detalle de los últimos diez años, de los tipos de mercancías y mercados para ver dónde hay más oportunidades de crecimiento”. Desde presidencia, su objetivo es “ser el primer comercial del puerto”, insiste.
La clave para ganar tráficos está en “ser más atractivo a través del servicio”, y recalca que “el puerto no vive solo de la ocupación de su suelo; se tienen que mover barcos”. Esta idea, que resume su nueva etapa al frente de la institución, guía la estrategia para captar nuevos tráficos y reposicionar la marca Puerto de Bilbao en un escenario cada vez más competitivo. “Si el servicio es bueno y la tecnología acompaña, será una de las claves para seguir creciendo”.
En este punto, Jiménez hace hincapié en la transformación digital como herramienta importante para la innovación. La Autoridad Portuaria, recuerda, fue la primera en obtener la certificación de innovación, con PortLab como instrumento principal para canalizar proyectos tecnológicos. “La transformación digital empieza por las personas”, subraya. “La experiencia del usuario tiene que estar en el centro, para que la tecnología sea un aliado”.
La sostenibilidad, “una oportunidad”
La sostenibilidad es el otro gran vector de la estrategia. La Autoridad Portuaria se ha fijado el objetivo de ser el primer enclave con todos sus muelles electrificados, una inversión que superará los 100 millones de euros. Además, Jiménez puntualiza que “la sostenibilidad no debe ser solo ambiental, sino también económica y social”, y que la transición energética, “un mandato de Europa”, puede convertirse en una ventaja competitiva para atraer nuevas líneas y operadores. “Tenemos que vender el puerto verde, sostenible, y demostrar a las navieras, no solo por esto, sino por los servicios que vayamos desarrollando, que venir al puerto es una oportunidad”.
Dentro de la estrategia intermodal, Jiménez no pasó por alto la Variante Sur Ferroviaria, proyecto que lleva más de dos décadas sobre la mesa y que proporcionará un nuevo acceso al centro peninsular. Además, destaca la nueva plataforma logística de Júndiz-Vitoria, uno de los siete nodos estratégicos de Adif, cuya gestión se espera licitar antes de fin de año. “Estamos creando las alianzas necesarias para lanzar una oferta interesante y defender nuestra posición en este nodo intermodal”, avanza. “Tenemos que estar ahí, aunque no sea rentable directamente para la Autoridad Portuaria, sí lo es para la comunidad portuaria y genera ingresos indirectos importantes”. Se trata, recalca, de alinear a los distintos agentes: “compartir información, ser transparentes y buscar puntos comunes compartidos por todos. Esa es la base para luego desplegar los objetivos”.
Otra pata importante de la estrategia es la gestión del talento. Consciente de las limitaciones derivadas de la naturaleza pública de los puertos, defiende “una mayor flexibilidad para favorecer el desarrollo profesional de los trabajadores. Es un reto de todas las administraciones públicas”, concluye. En su visión, el futuro del puerto no depende tanto de su tamaño o de su superficie ocupada como de su capacidad para moverse, conectar y ofrecer valor añadido a los clientes. En definitiva, apunta el presidente de la entidad portuaria, el objetivo es “desarrollar una marca con valores”.

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