19/04/2021 REVISTA PUERTOS Y NAVIERAS
Las maravillas -y los absurdos- de la globalización salieron a relucir el mes pasado cuando un barco construido en Japón, asegurado en el Reino Unido, con bandera panameña y tripulado por una tripulación india se coló en una de las vías navegables más transitadas del mundo, añadiendo más tensión a las cadenas logística que se han puesto a prueba durante la pandemia. Sin embargo, el comercio mundial, aunque interrumpido, no se detuvo. En cambio, los buques que normalmente habrían pasado por el Canal de Suez fueron desviados en su mayoría alrededor del Cabo de Buena Esperanza.
Una vez que el canal se reabrió, el alivio del retraso se produjo en menos de una semana. El episodio puede haber provocado retrasos, «pero en general sus efectos fueron insignificantes», afirma Jan Hoffmann, jefe de comercio y logística de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. «No es que la gente no estuviera preparada para un incidente como el de Suez», señala. «Las empresas ya sabían que no debían depender demasiado de una ruta o un proveedor».
No obstante, Soren Skou, director general de AP Moller-Maersk, la mayor naviera de contenedores del mundo, dijo que el bloqueo animaría a las empresas a diversificar sus proveedores, acumular inventarios y depender menos de las estrategias «just in time», según informa Financial Times.
En una encuesta de ejecutivos de la cadena logística llevada a cabo en mayo, la consultora McKinsey descubrió que el 93% planeaba reforzar la resistencia de sus cadenas, ya sea creando redundancia entre los proveedores, reduciendo el número de piezas únicas en los productos o regionalizando su negocio.

