El bloqueo del Canal de Suez dispara el coste de los fletes y el CO2

07/06/2024 LA RAZÓN

Los ataques de las milicias de Yemen tienen en jaque la ruta Asia- Europa de portacontenedores. La cadena logísitca mundial se enfrenta a un aumento de la piratería, de los «buques fantasma» e, incluso, del fenómeno de El Niño en el Pacífico

El Canal de Suez representa aproximadamente el 15% del comercio mundial. Sin embargo, desde finales de año esta histórica ruta está perdiendo tráfico –hasta un 55% en los tres primeros meses del año–. El descenso se debe a los ataques que los hutíes (milicia militar de Yemen que controla la parte este del país) están llevando a cabo contra barcos portacontenedores que surcan las aguas del golfo de Adén. Lo hacen con apoyo de Irán y en contestación a los ataques de Israel en la franja de Gaza. Tras decenas de ataques contabilizados en la zona entre noviembre y diciembre (algunas cifras hablan de al menos 100), importantes firmas, como NYK o Wallenius Wilhelmsen, han apostado por cambiar de ruta y bordear África por el Cabo de Buena Esperanza para llevar productos desde el Lejano Oriente hasta Europa. El cabo ha aumentado su tráfico un 70% este año.

En consecuencia, los trayectos se han alargado al menos 10 días (son 3.000 millas náuticas más), lo que conlleva mayor consumo de combustible, un aumento de costes y tiempos de entrega de las mercancías más prolongados. En el último mes, además, el consumo en Europa ha aumentado y se ha iniciado el aprovisionamiento de cara a Navidad «Ahora mismo todo lo que puede flotar está en el mar», dice Nuria Lacaci, portavoz de la Asociación de Cargadores de España (ACE). Esto supone, contabiliza, hablar de casi 30 millones de contenedores en el agua y más de 3.000 barcos contenedores. Los fletes han subido de precio; según los datos de Puerto de Barcelona, «las tarifas de Asia al Mediterráneo han aumentado, situándose en unos 3.000 por los contenedores de 20 pies», dicen. «Antes de esta crisis costaban unos 1.000 euros. Cuando empezó subió a 2.300 euros, a primeros de año empezó a bajar hasta los 1.750 más o menos y, de repente, a finales de abril y mayo ha vuelto a dispararse por encima de los 3.000», matiza Lacaci. Otra consecuencia poco deseable es el repunte de las emisiones. Según datos del Puerto de Barcelona «podría ser de un 354% en el Mediterráneo».