Ahora bien, en las circunstancias actuales, tal y como está estructurado el Gobierno, de acuerdo con la disposición de los socios parlamentarios y a tenor del clima político reinante, el sector portuario se ha tomado muy en serio en las últimas horas la propuesta de ERC, pues los condicionantes invitan a pensar que tiene muchas posibilidades de protagonizar un serio recorrido.

Es cierto que hablamos de una reforma presentada vía enmiendas en el Congreso el pasado 6 de marzo, es decir, con anterioridad al adelanto electoral en Catalunya y a la decisión del presidente Sánchez de aparcar los Presupuestos Generales del Estado. Es decir, de no haber mediado las elecciones, el convencimiento de que estas enmiendas saldrían adelante sería más que obvio, con independencia de la vía procedimental tan poco ortodoxa que se ha elegido, el último real decreto ley anticrisis ómnibus del Gobierno, sin referencia alguna a puertos.

Aún así, todo es impredecible en esta legislatura máxime teniendo en cuenta que el adelanto electoral en Catalunya puede ser la herida de muerte para la legislatura o bien simplemente un tiempo muerto para retomar otra vez todo lo pendiente a partir de junio, entre todo ello estas enmiendas portuarias de ERC. Por ello, más allá del desconcierto inicial por el modo en el que se ha desatado la reforma, los distintos agentes sectoriales se han tomado muy en serio en las últimas horas el documento de ERC y lo están analizando con detalle, a la hora de calibrar todas las implicaciones, según todas las fuentes consultadas.