22/02/2023 DIARIO DEL PUERTO
El terremoto vivido el lunes en el Ministerio de Transportes tiene infinitas aristas, si bien la más importante tiene que ver con la apuesta por reforzar al partido en el Gobierno de cara a los próximos y sucesivos comicios electorales.
A tenor de la escasísima tradición de dimisiones, ceses y asunción de responsabilidades a lo largo de todo el Gobierno de Pedro Sánchez, todo hacía presagiar que, a estas alturas de la crisis por los trenes de Asturias y Cantabria, este apartado había quedado amortizado con los ceses del que fuera gerente del Área de Gestión de Material de Renfe Viajeros y del jefe de Inspección y Tecnología de Vía de Adif.
Así lo creían incluso a primera hora de la mañana del lunes en el seno del Ministerio de Transportes, momentos antes de que a Isabel Pardo de Vera, secretaria de Estado, se le comunicara directamente que o bien tomaba la decisión de dimitir, o bien sería de inmediato cesada en el cargo, junto al presidente de Renfe, Isaías Táboas.
El momento preciso era ese, a escasas horas de una trascendente reunión en el mismo Ministerio con los presidentes de Asturias y Cantabria, a la que la ministra Raquel Sánchez llevaba una potente ristra de compensaciones por el agravio de los trenes, si bien era necesaria la guinda o la piedra angular, como se prefiera, es decir, los ceses/dimisiones de Pardo de Vera y Táboas.
Y el de la secretaria de Estado no ya por la responsabilidad que venía ejerciendo en la actualidad, sino porque cuando se adjudicaron los trenes era la máxima responsable de Adif.
Se cobraba así la crisis la cabeza de los dos máximos responsables de los dos entes con responsabilidad directa en los errores de diseño de los trenes.
El año electoral explica que se haya forzado las dimisiones que se haya elegido un secretario de Estado de claro perfil político y con claro conocimiento de las parcelas más electoralistas, Vivienda y Agenda Urbana
Ahora bien, las salidas de Pardo de Vera y de Táboas no lo son tanto por lo que respecta a una cuestión meramente técnica, que es en lo que se sustancia en todo lo sucedido con los trenes de Asturias y Cantabria, pues esa parte técnica habría quedado resuelta con los dos ceses de responsables que hubo a principios de febrero.
Pardo de Veras y Táboas habrían asumido en este caso sus responsabilidades porque desde que se detectó el problema hasta que hace dos meses salió a la luz pública, en Adif y en Renfe habían no sólo optado por no informar de nada de puertas para afuera sino que, a tenor de las declaraciones de la ministra y del propio Miguel Ángel Revilla, Raquel Sánchez desconocía absolutamente el asunto.
Esta supuesta deslealtad, tras toda la auditoría interna que se sigue desarrollando en el Ministerio, es la que estaría detrás de la decisión de forzar las dimisiones, totalmente inesperadas para los presidentes de Asturias y Cantabria y hábilmente filtradas antes de la reunión para que no parecieran consecuencia de la misma sino iniciativa propia del Ministerio.
Es cierto que la sed de ceses que existía en los presidentes de Asturias y Cantabria quedaba así calmada, pero debemos insistir en que la gratuidad del servicio ferroviario hasta 2026 era una propuesta sólida, por lo que las dimisiones estarían arropadas por mayores motivaciones. Entre ellas esa pérdida de confianza de la ministra hacia Pardo de Vera y un deseo de cambio que queda bien reflejado en las palabras que fuentes del Ministerio de Transportes trasladaron a este Diario nada más conocerse las dimisiones.
“El relevo permitirá poner en marcha un cambio con el que el Ministerio quiere comenzar una nueva etapa tanto en la Secretaría de Estado de MITMA como en el operador ferroviario”, se declaró el lunes por parte de Transportes.
Por tanto, por encima de todo había deseos de un “cambio”, que estaba siendo teóricamente bloqueado por los responsables dimitidos y que Transportes ahora quiere afrontar. Eso sí, un cambio con un pírrico horizonte, es decir, apenas ocho meses, que es lo que queda formalmente a la presente legislatura antes de que sean disueltas las Cortes y la actividad ministerial quede reducida a la intendencia, supervisión y apagar fuegos imprevistos.
Y es aquí, en estos ocho meses, donde hay que buscar muchas de las claves de todo lo sucedido desde el lunes porque tras las dimisiones y, ojo, los nuevos nombramientos, subyacen las decisivas contiendas electorales de 2023, tanto las Elecciones Autonómicas del 28 de mayo como las Generales que, a buen seguro, tendrán lugar a primeros de diciembre.
La interpretación en los distintos círculos políticos es clara: sin elecciones a la vista, Pedro Sánchez habría permitido que, en una crisis más, se pasase de puntillas, en este caso en el asunto de los trenes de Asturias y Cantabria.
EN DETALLE
Después de subrayar que “en política hay que ser honestos y consecuentes y hacer siempre lo mejor para el interés general”, la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, aseguró el lunes que no tiene intención de dimitir, dando por suficientes las salidas de la secretaria de Estado y el presidente de Renfe. Salidas, en cierto modo, que blindan a la ministra ante la inminente crisis de Gobierno para afrontar los relevos de las ministras de Industria y Sanidad. Este sería el momento ideal para Pedro Sánchez si quisiera pasarle factura a Raquel Sánchez, lo que no parece que vaya a suceder tras las dimisiones de Pardo de Vera y Táboas.
Pero estamos a las puertas de unas elecciones autonómicas que pueden determinar decisivamente las elecciones generales y unas elecciones donde están en riesgo el Gobierno socialista de Asturias y el Gobierno regionalista de Revilla con el que el PSOE gobierna en coalición Cantabria.
Dada la indignación ciudadana en ambas comunidades autónomas, era necesario activar las dimisiones en clave netamente electoral.
Y, por supuesto, acometer los relevos, esencialmente al frente de la Secretaría de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, igualmente en clave electoral.
Por eso, si había que confiar en alguien de la casa es enormemente significativo que la ministra de Transportes lo haya hecho en David Lucas Parrón.
De entre sus tres secretarios generales, Raquel Sánchez ha optado por quien tiene un perfil político más evidente y reconocido.
Militante del Partido Socialista, alcalde de Móstoles entre 2015 y 2018 y senador entre 2016 y 2019, David Lucas Parrón refuerza notablemente el perfil político del Ministerio de Transportes en año electoral y destierra el perfil técnico de una Isabel Pardo de Vera que siempre reivindicó precisamente eso, su perfil técnico.
Clave sectorial
Ahora bien, con este nombramiento la ministra no sólo lanza un claro mensaje político y en clave electoral.
La ministra también lanza un claro mensaje sectorial. Alejada Sánchez de todas las cuestiones relacionadas con el transporte y la logística de mercancías y centrada en todo lo relacionado con la agenda urbana la vivienda y la movilidad de personas, hasta ahora, la gran valedora del sector logístico en el Ministerio, con el permiso de María José Rallo, era Isabel Pardo de Vera.
Raquel Sánchez podía haber elegido a Rallo, secretaria general de Transportes, como secretaria de Estado, lo que habría supuesto un espaldarazo a las políticas logísticas y garantizar la continuidad de la labor en este campo que respaldaba Pardo de Vera.
Ahora bien, optar por David Lucas Parrón ha sido optar por el hasta ahora secretario general de Agenda Urbana y Vivienda, es decir, por quien hasta ahora era responsable de las políticas prioritarias de Sánchez, las que más impacto directo tienen en la opinión de la ciudadanía, clave más que nunca en año electoral.
Gana el Partido (socialista) y pierde… la logística.

Cuando el equipo no es tu equipo ni tampoco hay padrinos
En el análisis de la cúpula del Ministerio de Transportes no podemos dejar de subrayar que la llegada al Ministerio en 2021 de Raquel Sánchez no estuvo acompañada en el primer momento del desembarco de equipo propio alguno.
Sánchez dio sus primeros pasos con todo el equipo heredado de José Luis Ábalos o, en el caso de la Secretaría de Estado, que también dejaba vacante Pedro Saura, asumiendo la designación por cuenta de otros de Isabel Pardo de Vera, hasta ese momento presidenta de Adif, es decir, también del equipo de Ábalos.
A partir de ahí, la propia Pardo de Vera, que siempre hizo gala de su perfil técnico, también asumió el nombramiento de otros dos cargos técnicos que vinieron a continuación, el más inmediato el de la propia presidencia de Adif, con el nombramiento de María Luis Domínguez, y posteriormente el derivado del cese de Francisco Toledo con el nombramiento de Álvaro Rodríguez Dapena al frente de Puertos del Estado.
Una de las principales causas del cese de Toledo fue precisamente su incompatibilidad con la secretaria de Estado, algo que por cierto también ha salido a colación en algunos medios en las últimas horas con respecto a la incompatibilidad de Pardo de Vera e Isaías Táboas.
Sea como fuere, no hay compromiso personal de la ministra con Pardo de Vera ni hay padrinos políticos que hayan podido sostener a la ya exsecretaria de Estado, dado su carácter técnico. En el caso de Isaías Táboas, tampoco ha existido el compromiso personal porque no fue tampoco nombrado por Raquel Sánchez. Sí existe el respaldo político en el caso de Táboas con el PSC, pero ese valor mejor que nadie lo encarna ahora mismo la propia ministra.

Blanco: de cesar por los PERTEs a presidente de Renfe (en 2 meses)
Una de las cuestiones más desconcertantes del terremoto vivido en el Ministerio de Transportes es la que hace referencia al nombramiento de Raül Blanco como nuevo presidente de Renfe.
Blanco era hasta el pasado mes de diciembre secretario general de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa, cargo del que fue “cesado” por la ministra Reyes Maroto debido a los problemas con el PERTE del vehículo eléctrico, que estuvieron a punto de hacer fracasar el proyecto de instalación de Volkswagen en Sagunto.
Sorprendió en aquel momento que Maroto, con los día contados en Industria, ya que debe ser relevada para afrontar su candidatura al Ayuntamiento de Madrid, acometiera una reforma de su equipo de manera tan fulminante.
No obstante, sorprende aún más que quien fuera cesado por su gestión en el PERTE sea ahora recuperado como presidente de Renfe.

María José Rallo, superviviente del “gabinete Ábalos”
La salida del Ministerio de Transportes de Isabel Pardo de Vera y de Isaías Táboas reduce a la mínima expresión el equipo que el exministro José Luis Ábalos dejó en herencia a Raquel Sánchez.
Por lo que se refiere estrictamente a los puestos de máxima responsabilidad del Ministerio, desde la llegada al MITMA de Sánchez se produjeron los relevos al frente de Adif, de Puertos del Estado, de la secretaria General de Infraestructuras y ahora de la secretaría de Estado, de la presidencia de Renfe y de la secretaría general de Agenda Urbana y Vivienda.
En lo que hace referencia a las secretarías y a los organismos públicos de principal relevancia, sólo mantienen el cargo desde su nombramiento con José Luis Ábalos la secretaria general de Transportes, María José Rallo, y el presidente de Aena, Maurici Lucena.