La mitad de los camiones que viajan a Reino Unido regresan vacíos por la baja exportación

05/02/2021 REVISTA TRANSPORTE AL DÍA

El caos inicial derivado del inicio del Brexit y de la crisis surgida de la aparición de una nueva cepa del COVID-19 en Reino Unido dejaron imágenes históricas. Sin embargo, los kilómetros de retenciones para cruzar la frontera han dado pasa a otro escenario en el puerto de Dover y en las instalaciones del Eurotunnel. Y es que el Brexit está dejando su huella en el transporte de mercancías por carretera en una situación que promete alargarse en el tiempo durante meses ante al nueva realidad económica y comercial.

Si bien el tráfico de camiones se ha normalizado, con momentos puntuales de congestión en las fronteras, el verdadero problema está en las transacciones entre Reino Unido y los países de la Unión Europea. Según explica la asociación ‘Road Haulauge’, la mitad de los camiones que regresan a Europa desde Reino Unido por el puerto de Dover están vacíos. Una situación que pone en peligro la viabilidad de la cadena de suministro con las Islas en un escenario en el que las empresas británicas están encontrando enormes dificultades para exportar.

Entre el 40% y el 50% de os camiones que regresan a Europa tras completar un servicio desde el continente en Reino Unido vuelven sin carga. Una circunstancia que contraste con los valores habituales, situados en torno al 15%. Normalmente, las empresas de transporte que traen mercancías europeas a Reino Unido consiguen organizar cargas de producto de retorno con el fin de optimizar los desplazamientos. Sin embargo, con el Brexit las empresas se enfrentan a procesos administrativos complejos para exportar sus productos a Europa y los transportistas tienen que volver sin mercancía.

Muchas empresas de Reino Unido han renunciado directamente a la exportación para evitar así el complejo papeleo, las multas inesperadas que se puedan producir en la frontera y todas las complicaciones derivadas del Brexit. El punto es tal que compañías de la industria textil han puesto en marcha planes de renuncia y no descartan quemar sus productos rechazados en las fronteras en lugar de pagar las multas o traerlos de vuelta ante sus instalaciones. Y mientras tanto, los transportistas han multiplicado por diez sus precios para cubrir los costes de volver en vacío y de verse retenidos en las fronteras.

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