03/03/2020 NAUCHER

Nos adentramos en un periodo convulso porque, justo en su inicio, nos encontramos con la sacudida que le supone al mundo marítimo la aplicación de la nueva norma IMO del 0,5% de azufre en los combustibles, los objetivos del 50% de los niveles de 2008 en las GHC de 2050, las aspiraciones en nuevos combustibles, las iniciativas de “Cero” emisiones contaminantes en 2050” y, también hoy, la debacle del Covid-19. Todo ello en un entorno donde no está nada clara la posición de los armadores y las navieras, en cuanto al tamaño de los buques.

Nos referimos a los portacontenedores. No hay mucho que decir de bulk carriers y/o de los petroleros. No habrá grandes cambios en el sector en esta década. Tampoco en los Ro-Pax de más de 2.500 pasajeros. No lo parece, al menos al día de hoy.

Sin embargo, y en cuanto a los portacontenedores, ya estamos en niveles de más de 23.700 TEUs (MSC GULSUM y otros de la serie) y seguimos en racha, parece que sin problemas con nuevas construcciones, en el rango de 24.000 TEUs, (MEGAMAX 24) lo que significa mayor alcance de las grúas de contenedores por la manga del buque y posiblemente mayor altura de la propia grúa que. Posiblemente, aún no está amortizada.

Transformación continua en las infraestructuras. Inversión en conectividad (conexiones ferroviarias y de otro tipo –vías fluviales-, etc.), mejoras en la eficiencia colaborativa con los actores de la cadena de transporte (operadores), digitalización… Sostenibilidad, capítulo este de especial importancia. Reducción de las emisiones contaminantes en toda el área portuaria.

Seguridad tanto física como ciberseguridad en la gestión y en el desarrollo de las actividades de las comunidades portuarias. Inversiones en fin, públicas y privadas, para poder mantener los niveles de eficiencia y productividad que se les están requiriendo.

ALONSO CONTRERAS