Coordinadora: 40 años sin un paso atrás

31/05/2019 DIARIO DEL PUERTO

Enero de 1977. La democracia avanza en España entre la cautela y lo irrefrenable. Nada es ajeno a los nuevos tiempos sociales y políticos. Los puertos tampoco. El gobierno de Adolfo Suárez se enfrenta a uno de sus grandes nudos gordianos: la legalización del Partido Comunista. El portuario, como otros tantos colectivos de trabajadores, se moviliza. Es justo ahí donde salta la chispa, donde encuentra terreno abonado lo que será Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar, referente laboral en la estiba española a partir de ese momento y a lo largo de los últimos 40 años.

Tal y como lo relata Juan Madrid, quien fuera director Comercial de la AP de Barcelona y mucho antes representante sindical en aquella Coordinadora en ciernes, a comienzos de 1977 y con el sindicato vertical dando sus últimos coletazos, desde Comisiones Obreras se alienta a la huelga para exigir la legalización del Partido Comunista y se busca el apoyo de los estibadores portuarios.

En el Puerto de Barcelona los trabajadores portuarios secundan la huelga, lo que tiene una consecuencia inmediata: el despido de 9 trabajadores, todos ellos delegados del sindicato vertical.

Según recuerda Juan Madrid, el colectivo de trabajadores busca el amparo en Comisiones Obreras y UGT para exigir la readmisión. Comienzan a celebrarse asambleas, pero aquellos trabajadores no encuentran respuesta en los sindicatos.

El 9 de abril es legalizado el Partido Comunista y desde Comisiones Obreras se considera que ya no es momento de nuevas movilizaciones. A su entender, el objetivo se ha conseguido. Los despidos se consideran inapelables y se entiende que son daños colaterales de la lucha obrera y que no hay nada que hacer.

Ahora bien, los trabajadores del Puerto de Barcelona no están dispuestos a dejar a sus compañeros en la estacada. Se inician huelgas para exigir la readmisión de los despedidos con un intento de boicot “muy fuerte” por parte de Comisiones Obreras y UGT, recuerda Juan Madrid. Así, la sensación de “traición” que experimentan los trabajadores lleva a nuevas movilizaciones y a que tome forma un movimiento asambleario alternativo donde se alimenta la idea de que la estiba demanda una estructura alejada de los sindicatos que ha traído la democracia.

En ese momento los líderes del nuevo movimiento obrero en el Puerto de Barcelona entran en contacto con los portuarios de Canarias, donde el espíritu asambleario está fuertemente arraigado, comenzando a colaborar para dar forma al nuevo movimiento sindical.

El espejo que se toma en esos momentos es el del Sindicato Libre de la Marina Mercante, surgido en 1975 y que sirve de hoja de ruta, hasta el punto de que su sede será compartida con el que finalmente se bautizará como sindicato Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar, que ve la luz oficialmente el 23 de julio de 1979, hace ahora 40 años.

En ese germen y provenientes del puerto de Barcelona lideran los primeros pasos de Coordinadora Julián García, Paco Aroca, Félix Cerezo y Juan Madrid. Provenientes de los puertos canarios juegan un papel esencial en aquel movimiento fundacional Francisco Ramos (Tenerife) y Manuel Hernández (Las Palmas). Otros cuatro puertos son también importantes una vez arranca Coordinadora: Bilbao, con Isaac Velado; A Coruña, con el matrimonio Carneiro; Cádiz y Valencia, donde estaba “Camps” como líder del hasta entonces sindicato vertical, recuerda Juan Madrid.

Además, es fundamental en el nacimiento y estructuración de Coordinadora el papel desde el ámbito de la asesoría laboral y legal que jugaron en Barcelona Francesc Gallisá, miembro del Colectivo Ronda, y en Canarias Enrique González Araña, junto a un joven Víctor Díaz, hoy todavía máximo responsable en este ámbito de Coordinadora.

Hay quienes también atribuyen cierto peso en que Coordinadora viera la luz a Javier Angoloti, en aquel momento todopoderoso delegado general de la Organización de Trabajos Portuarios (OTP), quien habría tenido interés en huir de la interlocución con Comisiones Obreras y UGT y alimentar un sindicato mayoritario más semejante en este sentido al sindicato vertical.

A este respecto, Juan Madrid rechaza de plano que Angoloti tuviera algo que ver en el germen de Coordinadora, si bien reconoce que no fue beligerante y nunca atacó al sindicato, sobre todo porque “se trató bien a sus chicos” del sindicato vertical.

La primera prueba de fuego para la nueva Coordinadora surge de forma inmediata y es, clave, además, para el despegue del sindicato.

En 1980 el Gobierno de la UCD impulsa el Real Decreto 2302/1980 por el que desaparecía la Organización de Trabajos Portuarios (OTP) para su transformación en oficinas especiales de empleo para el sector portuario, en esencia, ETTs, con lo que ello conllevaba de reestructuración y despidos masivos.

El rechazo es frontal por parte de la nueva Coordinadora, que impulsa una movilización total en el sistema portuario que tiene sus máximos exponentes en los 18 meses de huelgas en el Puerto de Barcelona, con más de 240 despedidos, cuya readmisión se logró en los tribunales, y el fallecimiento de la joven Belén María durante las movilizaciones en el puerto de Las Palmas.

Pese a que el real decreto es aprobado, de aquel conflicto surge un colectivo cohesionado, integrado todavía por más de 13.000 estibadores, con una Coordinadora reforzada que comienza a ganar las distintas elecciones sindicales y que logra su primer gran hito para la historia al declarar en 1985 el Tribunal Supremo ilegal el referido real decreto, por no contar con el preceptivo informe del Consejo de Estado.

No obstante, no hay tiempo para el descanso. El gobierno socialista se ve en la obligación de llenar el vacío legal creado con el Real Decreto 2/1986 sobre el Servicio Público de Estiba y Desestiba de Buques, fuente de otro importante conflicto laboral que marca el inicio de una nueva época con el despido de más de 7.000 trabajadores y la creación de las Sociedades Estatales de Estiba, con el 51% del capital en manos de las autoridades portuarias y el 49% en manos de las empresas.

Estamos en una época, como recuerda Miguel Rodríguez, en la actualidad coordinador de la Zona Canaria de Coordinadora y en el sindicato desde 1988, “en la que desde el ámbito sindical todo aquel que entraba a negociar se le ponía bajo sospecha”. No obstante, la realidad y la necesidad se acaban imponiendo.

Las Asambleas, convertidas en el eje esencial de funcionamiento del sindicato, deciden que Coordinadora no firme el Acuerdo Tripartito, germen convenial surgido a partir del Real Decreto 2/86. No obstante, en 1988 Coordinadora sí firma el I Acuerdo Marco para las Relaciones Laborales en el Sector de la Estiba Portuaria.

Es a partir de ese momento que sentarse con los empresarios deja de estar demonizado y que empieza a negociarse de forma regular, alumbrándose los nuevos convenios de 1993 y 1999.

Son años de plena consolidación del sindicato, de incontestable mayoría en su representatividad y de éxito de su modelo asambleario, basado, como recuerda Miguel Rodríguez, en informar a los trabajadores al detalle de todos los pasos que se dan, de escuchar todas las voces, de debatir hasta la extenuación y, cuando se toma una decisión, de defenderla por todos en bloque y sin fisuras.

Dinámica
Esta dinámica es clave cuando Coordinadora entra en sus segundos veinte años de historia, con una fortaleza que se manifiesta en sus aciertos y en sus errores.
Fortaleza para liderar el diseño del modelo de estiba y alargarlo hasta el callejón sin salida de 2017 con la sentencia del Tribunal de Luxemburgo que declaraba ilegal la obligatoriedad de contratación de las sociedades de estiba; fortaleza para liderar en Europa el fracaso de las dos directivas europeas de liberalización de servicios portuarios que impulsó Loyola de Palacio y que forman parte de los grandes reveses históricos de la política comunitaria; fortaleza para en 2008 hacer cumplir la ley y obligar a la constitución de las APIEs, determinando toda la negociación posterior para el acuerdo político en torno a la Ley 33/2010, que a su vez, como recuerda Miguel Rodríguez, marcó otro punto de inflexión al entrar a partir de ese momento el sindicato de lleno en la negociación política y con los partidos políticos, esencial, por cierto, en el papel jugado con todas las fuerzas parlamentarias en el proceso de reforma de 2017 y en el fracaso en el Congreso del primer real decreto ley; y fortaleza también para “forzar” a la patronal a estirar los ámbitos y embarcarla en 2008 en un primer IV Acuerdo Marco, de infausto recuerdo por las multas de Competencia y las distintas sentencias condenatorias.

Pero hay otros hitos muy destacados derivados de la potencia de Coordinadora. En 2000, ante la falta de entendimiento con la ITF, el sindicato se lanza a extender su modelo a todos los puertos del mundo y crea el International Dockworkers Council (IDC), que hoy está presente en 36 países y aglutina a más de 90.000 estibadores, convirtiendo a IDC en referente sindical mundial en la estiba.

A su vez, a partir de 2009 el sindicato apuesta en España no sólo por ser referente en los muelles, sino también por extender su modelo a todos los colectivos portuarios con la creación de Coordinadora Estatal de Trabajadores de los Puertos.

En cuanto a la historia reciente, como se acaba de señalar, viene marcada por el conflicto desatado por la sentencia del Tribunal de Justicia de la UE de 2014 y por la reforma legislativa emprendida en 2017, que llevó a la estiba a primera línea de la opinión pública y donde caló más que nunca ese eslogan de “Ni un paso atrás” que tiñe aún hoy los muros de muchos puertos españoles y que refleja a las claras el espíritu en estos 40 años de Coordinadora, incombustible en la defensa de los derechos de los estibadores pero sin perder la cara a los nuevos tiempos.

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