Los sindicatos europeos analizan las trampas del cabotaje

05/10/2016 TRANSPORTE AL DÍA

Los sindicatos europeos, a través de su organización ETF, han hecho un documento con una serie de propuestas para eliminar el dumping social en el transporte. El documento, de varias páginas, es la primera aportación en muchos años seria sobre la normativa del cabotaje y de los tiempos de conducción y descanso, desde los sindicatos.

05-10-2016-los-sindicatos-europeos-analizan-las-trampas-del-cabotajeEn esencia, con una bien estructurada exposición, en la que se podrá estar o no de acuerdo con las conclusiones, pero que sí ayuda a la compresión del problema, la dividen entre la descripción de la normativa, los problemas que tiene actualmente y después, las soluciones que aportan los sindicatos.

Puede uno estar o no de acuerdo con las propuestas de los sindicatos, pero es una aportación a la Comisión Europea de bastante más calidad de las que se han hecho hasta ahora. Se enmarca dentro de la encuesta que está haciendo la Comisión para obtener la opinión de los agentes sociales sobre la regulación en general que permite el dumping social, desde el cabotaje a las normas sobre trabajadores desplazados.

El documento no viene a descubrir nada que cualquier transportista no conozca, pero es importante verlo negro sobre blanco.
En cuanto a cabotaje, descubren algo conocido pero que deberían de haber puesto sobre la mesa hace mucho tiempo. Y es la fragilidad del control del cabotaje mediante el CMR. El documento, según aporta la ETF es fácilmente falsificable, y lo que es peor, aunque se tengan las sospechas firmes de su falsificación, las autoridades tienen muy poco que hacer a la hora de intentar verificar los datos.

En esencia, también todo el documento viene a descubrir que la normativa del cabotaje y de los trabajadores desplazados ha sido laxa, con evidencias de haberlo hecho a propósito. Indudablemente, las primeras iniciativas que desembocaron en la actual legislación de apertura del cabotaje tenían el fin último de liberalizarlo totalmente, de acuerdo con la opinión y la corriente entonces mayoritaria de un mercado común más integral.

Esas ideas de un mercado común de bienes y servicios más integrado sin embargo, se han venido abajo primero con la ampliación a 27 países que ha hecho mucho más dispares las economías a integrar y las opiniones de cada país.

El resultado es que si bien en otros ámbitos como la circulación de bienes: coches, electrodomésticos… Los países no se han negado ni rehusado a aplicar el mercado común, entre otras cosas, porque se beneficiaban también de una integración industrial que se ha extendido las fábricas de la Europa de los 15 a la Europa de los 27, si en el plano de la libre circulación de los servicios, mucho más problemática, han aparecido problemas en el caso del transporte, uno de los más significados.

Mientras que los sindicatos europeos denuncian el dumping social, los países de la ampliación, emisores tanto de trabajadores como de las empresas a las que se acusa de dumping social, son contrarios a cualquier acusación sobre ellos, y más a cualquier cambio legislativo.