El desplome del petróleo que no se verá en la gasolinera: el crudo se amontona a marchas forzadas pero no entra en las refinerías

16/12/2025 EL ECONOMISTA

El petróleo está por todos lados. En los mares no cabe más crudo dentro de los buques cisterna. En tierra, algunos puntos con grandes almacenes y tanques como China se encuentran hasta los topes. La Agencia Internacional de la Energía, Trafigura y otros participantes del mercado hablan de sobreoferta o incluso ‘supersobreoferta’ sin tapujos. Se prevé que en los dos primeros trimestres de 2026 sobren cada día la friolera de 4 millones de barriles de crudo (la oferta superará en 4 millones a la demanda), lo que provocará una acumulación de petróleo de gran magnitud. El precio del petróleo podría sufrir una caída aún más intensa de la que ya ha registrado. Sin embargo, el resultado para usted, consumidor, va a ser un poco más difusa. No porque la gasolinera donde reposta vaya a obtener un mayor margen (que puede que también, eso se sabrá más adelante), sino porque las refinerías se van a quedar una mayor parte de la tarta. El sector apenas ha crecido y no tiene capacidad para refinar tanto petróleo, de modo que la caída de precios no se va a trasladar íntegramente a la gasolina, el diésel o el combustible para aviones. Este cuello de botella va a generar esta situación paradójica que ya empieza a verse. El petróleo no para de bajar, mientras que la gasolina ni se inmuta.

Así lo ha explicado la Agencia Internacional de la Energía en su último informe mensual. «Las sanciones del primer trimestre de 2026 plantearán nuevos desafíos. El marcado contraste entre el aumento de la oferta de crudo y la inesperada escasez en el mercado de productos refinados ha devuelto los márgenes de las refinerías a niveles no vistos desde la invasión rusa de Ucrania». Además, con las refinerías independientes chinas pausando las compras ante el agotamiento de las cuotas de importación, esta escasez podría volverse más aguda todavía. Mientras tanto, el precio del crudo se ha desplomado un 20% desde el verano (cotiza ya en 61 dólares el barril de Brent) y la previsión es una caída aún mayor.

Interrupciones y sanciones a refinerías

Por otro lado, la AIE explica que con «las interrupciones en las refinerías y las inminentes restricciones de la UE a las importaciones de productos derivados del crudo ruso han impulsado las fracturas de producto y los márgenes de refinación a máximos de tres años en noviembre. Aunque los mercados de crudo y LGN se mantienen bien abastecidos, la limitada capacidad de refino disponible fuera de China para procesarlo implica que es posible que los mercados paralelos persistan durante algún tiempo», asegura el organismo energético dependiente de la OCDE.

La AIE advierte que el mercado mundial de productos refinados se acerca a una fase de tensión extrema. Tras superar en noviembre una ola de paradas imprevistas, el sector debe afrontar ahora el impacto de la prohibición que la UE aplicará desde mediados de enero a los combustibles procesados con crudo ruso. Según la AIE, los efectos serán especialmente severos en Europa, donde «los mayores impactos recaerán sobre las importaciones de diésel y queroseno justo cuando arranca la temporada alta de invierno». Este cuello de botella llega en un momento en el que la demanda de destilados medios vuelve a encabezar el crecimiento global, obligando a revisar al alza las previsiones de actividad de las refinerías para 2026.

El informe destaca la creciente desconexión entre una oferta de crudo en expansión y unos mercados de productos sorprendentemente estrechos. La AIE subraya que este desajuste ha devuelto la rentabilidad del refino «a niveles no vistos desde el inmediato estallido de la guerra en Ucrania», una señal de que la capacidad global está funcionando cerca del límite. A esta tensión contribuye el endurecimiento de las sanciones a las exportaciones rusas, que en noviembre «apretaron aún más los mercados de productos y elevaron los márgenes», complicando el acceso a diésel y jet fuel en un contexto de demanda estacionalmente fuerte.

Europa es el epicentro del problema

Europa será el epicentro del estrés, ya que la prohibición sobre combustibles derivados del crudo ruso obliga a sustituir un flujo que aún representaba una parte relevante del equilibrio regional. La AIE anticipa que el continente dependerá cada vez más de cargamentos procedentes de Oriente Medio y Asia, advirtiendo que «serán necesarios diferenciales de arbitraje más altos» para atraer esos barriles adicionales. Esto implica costes más elevados, mayor competencia por los suministros y un riesgo real de cuellos de botella si el mercado global no logra redirigir suficiente producto hacia Europa.

Las refinerías fuera de la OCDE tampoco serán capaces de absorber completamente el shock. Varias plantas clave como Dangote en Nigeria, Al Zour en Kuwait o RAPID en Malasia registran paradas prolongadas que han obligado a la AIE a recortar de forma notable las previsiones de actividad. Estas interrupciones han «impulsado los márgenes de gasóleo en Oriente Medio por encima de 30 dólares por barril», reflejo de la creciente escasez. Esto quiere decir que el barril de diésel se vende 30 dólares más caro que el de petróleo. La combinación de nuevas sanciones, menor disponibilidad en regiones exportadoras y retrasos en la entrada en funcionamiento de nuevas capacidades deja menos amortiguadores para un sistema cada vez más frágil.

La fortaleza de los márgenes contrasta con la presión que sufren los mercados del petróleo crudo, donde el barril de Brent está cerca de perder los 60 dólares. Los ataques con drones ucranianos contra refinerías y oleoductos rusos han interrumpido las operaciones, generando también esta escasez. Aunque Europa no compre el diésel o la gasolina rusa, estos ataques también se notan en los mercados globales, puesto que el resto de jugadores tienen que competir ahora por los mismos productos refinados. Además, como señalan desde Reuters, en Europa y EEUU el sector del reino no solo no crece, sino que mengua cada año.

Petróleo barato, diésel caro

«Es poco probable que las crecientes diferencias entre los precios del crudo y los precios de los productos se alivien por el momento«, asegura John Evans, analista de PVM Oil Associates. «Se trata de un problema de refino, y uno que persistirá en el futuro previsible a menos que se construyan nuevas plantas en las economías occidentales, algo muy improbable».

Los márgenes del diésel europeo rozan los 34 dólares por barril, su nivel más alto en años. Las barcazas de gasolina Eurobob habían bajado ligeramente, con una prima de 23,36 dólares respecto al crudo Brent, según datos de LSEG, pero se encontraban cerca de su máximo en 26 meses alcanzado la semana pasada. «Los altos márgenes ya están descontando muchas interrupciones y dando a las refinerías de todo el mundo un fuerte incentivo para aumentar la producción», asegura Eugene Lindell, de la consultora FGE, especialmente al finalizar la temporada de mantenimiento. El problema es que aunque los incentivos sean muchos (ganar más dinero), la capacidad es la que es. Si una refinería puede producir 400.000 barriles de gasolina al día, por mucho que aumenten los márgenes (cracks), su capacidad es estructural.

Las petroleras, por su parte, se están beneficiando de los márgenes más altos, aseguran desde Reuters. Las ganancias del sector downstream de la principal francesa TotalEnergies aumentaron un 76%, y las últimas sanciones estadounidenses a los productores rusos Lukoil y Rosneft impulsarán los márgenes de refinación y los precios del petróleo al alza en el cuarto trimestre, según declaró el director ejecutivo de Total, Patrick Pouyanne.

Escasez estructural

La fortaleza de los craqueos (el crack, margen o spread) de diésel en Europa fue el principal impulsor del repunte, según Susan Bell, de Rystad Energy. Europa sigue con una escasez estructural de diésel, y los recientes cierres de refinerías regionales exacerbarán las necesidades de importación, destacó la AIE.

Morgan Stanley cree que el crack (la prima) del diésel europeos se mantendrá por encima de los 27 dólares por barril durante los próximos seis meses, un nivel superior al que han mantenido durante la mayor parte del tiempo desde principios de 2024, según datos de LSEG. En Estados Unidos, los márgenes también alcanzaron máximos. Los márgenes del diésel estadounidense se ampliaron a 49,12 dólares por barril el martes, el nivel más alto desde octubre de 2023.

En este contexto, la AIE concluye que 2026 se perfila como un año complejo en el que producción total global de productos refinados se revisa al alza, pero con una advertencia que debe ser tenida muy en cuenta. La disponibilidad de productos refinados será vulnerable durante meses y la presión sobre las infraestructuras europeas irá en aumento. Con sanciones que restringen aún más los flujos rusos, refinerías al límite de capacidad y múltiples paradas en instalaciones clave fuera de la OCDE, el mercado entra en un periodo en el que cualquier nuevo shock (ya sea logístico, geopolítico o meteorológico) podría traducirse inmediatamente en tensiones de precios y episodios de desabastecimiento localizados. No obstante, lo que parece seguro es que aunque se nos pongan los dientes largos con las caídas del petróleo, cuando vayamos a repostar nos llevaremos una decepción.

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