La falta de visión común y de integración tecnológica frena la colaboración logística en España

09/06/2025 GRUPO C DE COMUNICACIÓN

El análisis identifica una brecha clara entre el discurso y la práctica colaborativa, y propone medidas concretas para superar los bloqueos estructurales del sector.

Un reciente informe elaborado por la UPF Barcelona School of Management y la plataforma CargoON alerta sobre las dificultades que siguen impidiendo una colaboración fluida entre empresas del sector logístico. Pese al consenso generalizado sobre los beneficios de trabajar de forma conjunta, la realidad operativa muestra importantes barreras que frenan su avance, especialmente debido a dos factores: la falta de alineación estratégica entre empresas y la escasa integración tecnológica entre sistemas.

Sin visión común, no hay colaboración

Uno de los principales problemas detectados es la descoordinación entre los objetivos y estrategias de las distintas organizaciones que participan en una misma cadena de suministro. Muchas empresas operan con agendas propias, sin una hoja de ruta compartida ni mecanismos claros para definir prioridades conjuntas.

Esta falta de alineación provoca confusión, duplica esfuerzos y genera conflictos que dificultan la puesta en marcha de proyectos colaborativos. El estudio señala que este problema es especialmente visible en las grandes empresas, donde la complejidad organizativa y las diferencias culturales aumentan el riesgo de desconexión estratégica.

Tecnología fragmentada: sistemas que no se hablan

El segundo gran freno es de carácter tecnológico. A pesar de los avances digitales del sector, muchas compañías siguen utilizando plataformas informáticas que no son compatibles entre sí. Esta falta de interoperabilidad impide compartir información en tiempo real, coordinar operaciones o tomar decisiones de forma sincronizada.

La situación se agrava cuando cada empresa utiliza herramientas diferentes (TMS, ERP, WMS) sin integración, lo que obliga a introducir datos manualmente o a trabajar con información parcial. Según el estudio, esto crea silos que reducen la visibilidad global de la cadena y limitan la capacidad de reacción ante imprevistos.

Además, muchas organizaciones reconocen el valor de invertir en tecnologías colaborativas, pero todavía no lo hacen de forma suficiente o prioritaria. El coste de actualización, la falta de estándares comunes y el miedo a compartir datos sensibles siguen siendo factores disuasorios.

Una colaboración reconocida, pero poco implantada

El informe constata una diferencia significativa entre el valor que las empresas del sector logístico atribuyen a la colaboración y el grado real en que la aplican en su operativa diaria. En una escala del 1 al 5, la colaboración obtiene una puntuación media de 4,5 en cuanto a su importancia estratégica, pero solo un 3,5 en nivel de implantación práctica. Esta brecha indica que, aunque la mayoría reconoce que colaborar es esencial para competir, muy pocas lo han convertido en una práctica estructural.

Este desfase es aún más evidente en determinados eslabones de la cadena. Por ejemplo, los distribuidores otorgan una valoración estratégica de 4,5, pero su nivel real de colaboración se queda en 2,9. En el caso de los fabricantes, la diferencia también es clara: consideran la colaboración importante (4,2), pero su aplicación práctica es de solo 3,2. Solo el sector primario muestra cierta coherencia entre ambas dimensiones, con puntuaciones de 4,7 y 4,0 respectivamente.

Además de por la falta de alineación estratégica y de integración tecnológica, el estudio identifica otras dos causas que explican esta situación: la resistencia interna al cambio, especialmente en organizaciones con estructuras jerárquicas rígidas y el temor a compartir información crítica por posibles pérdidas de ventaja competitiva o control.

Recomendaciones para “cerrar la brecha”

A partir de los resultados de la investigación, el estudio propone una hoja de ruta clara para activar la colaboración de forma real y sostenida. Estas son las tres líneas de acción prioritarias:

  1. Generar relaciones de confianza
    La confianza entre actores es la base sobre la que se puede construir cualquier modelo colaborativo. Para ello, el informe recomienda crear entornos seguros de intercambio de datos, resolver conflictos de forma conjunta y fomentar una comunicación transparente y bidireccional.
  2. Definir objetivos estratégicos compartidos
    Es fundamental que las empresas implicadas trabajen desde una visión común y orientada a beneficios mutuos. El diseño de metas conjuntas —especialmente bajo esquemas win-win a medio y largo plazo— permite superar la lógica del corto plazo y avanzar hacia acuerdos estables.
  3. Invertir en tecnología conectada
    El estudio destaca la necesidad de implantar plataformas digitales interoperables que permitan la automatización de procesos, la trazabilidad compartida y la toma de decisiones en tiempo real. Esta inversión debe ir acompañada de una voluntad clara de integración organizativa.

Además, el informe subraya la importancia de contar con un liderazgo colaborativo, capaz de alinear equipos, romper silos internos y priorizar la cooperación como una ventaja estructural y no como una solución puntual.

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