Puertos y ciudades, ciudades y puertos, siempre fueron uno desde el comienzo de su existencia, por origen, por peso vital y por interés general. Ahora bien, la modernidad trajo a las ciudades nuevos modus vivendi, nuevos derechos y nuevas realidades que desde mediados del siglo pasado fueron generando una barrera física, social e intelectual que es la que ahora se trata de restañar.

La clave es recordar que el puerto es ciudad y la ciudad es puerto, que el uno -por su aporte económico, histórico y social- y el otro -como fin mismo del interés general- son las dos caras de una misma moneda que exige mucho más que entendimiento, mucho más que concordia, mucho más que coordinación.

El objetivo final es un desarrollo armónico, consensuado y sostenible donde no sólo la ciudadanía reciba todos los valores económicos y sociales del puerto y donde no sólo el puerto integre en sus espacios la vida y la esencia de la ciudadanía. Además de ser, hay que saber y sentir, en definitiva, puertos y ciudades deben servirse mutuamente pero, además, apreciarse, valorarse, en definitiva, quererse, como único paso para lograr su máximo desarrollo.

Desde estos parámetros, la apuesta bienintencionada por la integración puerto y ciudad debe ante todo estar estructurada, con una estrategia definida, medible y, sobre todo, exigible.

De ahí que, en estos momentos, la clave de los procesos de integración puerto y ciudad pase por el nuevo Marco Estratégico del Sistema Portuario 2030 y por su Línea Estratégica número 12 en la que, bajo el título de “Puertos comprometidos con su ciudad”, se establecen cuatro objetivos generales de gestión, que son: puertos abiertos al ciudadano; servicios portuario-municipales coordinados; fomento de la responsabilidad social corporativa en el entorno; y dar a conocer el puerto.

En el ámbito de puertos abiertos al ciudadano, se quiere alcanzar este objetivo por medio de ordenaciones del frente marítimo-portuario y la recuperación del patrimonio histórico-artístico.

En el Marco Estratégico se recuerda que “las operaciones de apertura al ciudadano de espacios portuarios tienen vital importancia no solo para el desarrollo fisonómico de las ciudades del litoral, sino para la propia calidad de vida de sus habitantes”.

“Es preciso pues que cada autoridad portuaria articule una línea de acción específica para la puesta en valor de su distrito urbano-portuario, con mejores prácticas compartidas a escala de sistema”, se afirma, para lo cual se impulsa crear un foro técnico permanente entre cada autoridad portuaria y cada autoridad local con el objetivo de “abrir un cauce de comunicación permanente con las autoridades locales para promover planes o proyectos de regeneración urbano-portuario con criterios de excelencia, de modo que sean referentes de las propias ciudades, máxime si con ello se recupera además patrimonio de valor histórico-artístico o cultural, presente en el área portuaria”.

En el ámbito de los servicios portuario-municipales coordinados, lo que se persigue desde el sistema portuario es lograr una imbricación funcional de las instalaciones y redes urbanas, así como que se comparta una plataforma digital puerto-ciudad.

En esta línea, en el Marco Estratégico se detalla que “los puertos dan cabida a una buena colección de instalaciones y redes de titularidad municipal, que tienen que ver con la dinámica de funcionamiento de una ciudad, como son las relacionadas con el abastecimiento de agua y energía, el saneamiento y canalización de aguas residuales, la gestión de residuos generados por la actividad portuaria así como el aprovechamiento para rellenos portuarios de residuos procedentes de la construcción, las instalaciones y servicios de aparcamiento, las de bomberos o de protección civil en zonas comunes”, así como “tramos o incluso redes internas viarias y ferroviarias que, o bien contribuyen a dar soporte a la propia movilidad urbano-metropolitana, o han de compatibilizarse con ella”.

Son, por tanto, según el Marco Estratégico “muy amplios y diversos los campos de actividad compartida con el entorno urbano, los cuáles exigen estrechar las líneas de colaboración directa entre las administraciones portuaria y local, igualmente con un comité permanente de trabajo sobre la base de una hoja de ruta concreta para la mejora continua de servicios comunes”.

Para ello se proponen foros técnicos permanentes y desarrollar plataformas digitales compartidas puerto y ciudad.

Otro de los objetivos del Marco Estratégico en materia puerto y ciudad es resolver los retos de la responsabilidad social corporativa en el ámbito portuario.

Se afirma que “las ayudas o subvenciones que las autoridades portuarias otorgan a actividades o proyectos impulsados en los entornos urbanos o comarcales tienen en ocasiones mucho arraigo histórico y responden a necesidades socioculturales concretas de gran valor dentro de un ejercicio de responsabilidad social corporativa que los puertos tienen también que asumir”. Así, “no siendo de carácter estructural, sino discrecional y finalista”, el objetivo de cara a 2025 es “someter el mecanismo de otorgamiento de subvenciones a un ordenamiento específico sobre la base de un convenio suscrito con las autoridades locales, para que funcione conforme a unas reglas de juego transparentes, objetivas y proporcionadas”.