¿Estamos ante una posible solución para la escasez de conductores?

21/10/2022 NEXOTRANS

El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, abrió la caja de los truenos, durante la presentación de la Estrategia de Seguridad Vial 2030, “un documento que pretender ser el marco nacional de referencia en la política de seguridad vial con el objetivo de reducir a la mitad para el año 2030 el número de muertes y lesionados graves causadas por accidentes de tráfico.

“Aúna la visión de organismos supranacionales y nacionales, porque siempre he defendido que la política de seguridad vial no debe ser de un ministerio, ni siquiera de un gobierno: nos concierne a todos, es una responsabilidad de todos y tenemos que diseñarla de consuno con el mundo globalizado en que estamos”, ha declarado Grande-Marlaska.

El objetivo de la estrategia está alineado con los de organizaciones internacionales como Naciones Unidas o la Unión Europea, reducir un 50% el número de fallecidos y heridos graves en siniestros viales. “Sabemos lo que queremos, sabemos a dónde vamos y sabemos cómo hacerlo para mantener el proceso de avance y mejora con el que todos estamos comprometidos”, ha continuado el ministro.

Reducción de la edad mínima

A pesar de que son muchos los aspectos sobre los que la Estrategia tiene incidencia (nueve áreas estratégicas y 62 líneas de actuación), la opinión pública ha puesto su atención en uno especialmente: el nuevo permiso de conducir B-1 a partir de los 16 años.

“Este permiso, ya previsto en la Directiva Europea de Permisos de Conducir, habilitará para conducir cuadriciclos de motor con velocidad máxima superior a 45 km/h. Hasta ahora, estos vehículos sólo pueden conducirse con el permiso B. Con esta medida se pretende promover los vehículos eléctricos y aumentar las opciones de movilidad en áreas de menor densidad de población”. Del mismo modo, también se contemplan cambios en cuanto a la “revisión y actualización de los plazos de renovación de los permisos de conducir de acuerdo con lo previsto en la Directiva Europea de Permisos de Conducir, ampliándolo para los jóvenes y reduciéndolo para los mayores”.

La controversia está servida. Pero, desde la óptica del transporte profesional, podría ser una solución de gran calado. La escasez de conductores es evidente, y las alternativas escasas. Uno de las esgrimidas en ocasiones ha sido la posibilidad de que los jóvenes pudieran acceder antes a la profesión. Y este podría ser el primer paso, puesto que si adquieren experiencia (con otros vehículos, cierto) desde los 16 años, a los 18 ya podrían tener la suficiente para iniciar la formación específica para camiones o autobuses.

Quizá el Sector tenga aquí una vía a explorar para dar respuesta a tan grave problema.

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