27/05/2022 TRANSPORTE XXI

Representó un 14,74 por ciento sobre el total en España en 2020, alcanzando su cuota más baja desde hace una década, según el Observatorio del Transporte y la Logística.

La pandemia provocó un impacto negativo en las cadenas multimodales en España, según los datos ofrecidos por el Observatorio del Transporte y la Logística en España correspondientes a 2020 y que fueron presentados ayer en Madrid por primera vez en formato presencial-virtual.

El transporte multimodal situó su cuota en el 14,74 por ciento sobre el total de la actividad de transporte en el primer año de pandemia, frente al 85,26 por ciento de las cadenas unimodales. La cuota multimodal cayó desde el 16,05 por ciento alcanzado en 2019 y se convirtió en la peor cuota modal desde 2011, año en el que se situó en el 13,2 por ciento.

Por combinación de modos, marítimo-carretera alcanzaron una cuota del 13,02 por ciento en 2020, mientras que ferrocarril-carretera se quedó en un 0,78 por ciento, marítimo-ferroviario en un 0,70 por ciento y aéreo-carretera un 0,05 por ciento.

Pese a que 2020 “no fue un buen año para las cadenas multimodales, las cuotas de intermodalidad han mejorado, lo que significa que se vio menos afectado el transporte realizado en contenedores”, señaló Alejandro Martos, consejero técnico en la División de Estudios y Tecnología del Transporte del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA).

En concreto, el transporte intermodal alcanzó una cuota del 13,3 por ciento sobre el total en 2020, frente al 12,9 por ciento de 2019. Por modos, en el ferrocarril supuso un 51,0 por ciento de cuota en 2020 frente al 44,7 por ciento del año anterior y en marítimo reflejó un 39,8 por ciento en 2020 frente al 37,0 por ciento de 2019. En el modo carretera fue el único en el que el transporte de contenedores perdió cuota, pasando del 4,7 por ciento de 2019 al 4,5 por ciento de 2020.

Martos también destacó que las cuotas modales se mantuvieron muy similares en el primer año de pandemia, lo que implica que “la actividad tiene un comportamiento como sistema y las bajadas se han repercutido en todos los modos de la misma manera”.

En el caso del transporte nacional, la carretera siguió dominando en 2020 con una cuota del 95,7 por ciento frente al 95,2 por ciento del año anterior, mientras que el marítimo pasó del 3,4 por ciento en 2019 al 31,1 por ciento en 2020 y el ferrocarril del 1,4 al 1,2. Mientras que en el internacional, el marítimo alcanzó una cuota del 79,2 por ciento en 2020 (79,3 por ciento en 2019), la carretera del 19,9 (19,8 en 2019), el ferrocarril del 0,8 (0,7 en 2019) y el aéreo del 0,1 (0,2 en 2019).

Caída del valor añadido bruto

El mayor impacto de la pandemia en el sector se reflejó en la caída del 26,2 por ciento del valor añadido bruto (VAB) de la actividad de transporte y logística, incluyendo mercancías y viajeros, de mayor intensidad que la del conjunto de la economía española, puesto que la contracción del PIB fue del 10,8 por ciento, según avanzó Esther Durán, gerente técnico senior de la División de Consultoría, Medio Ambiente y TI de Ineco.

Durán señaló que “a pesar de la disminución de en el gasto interno en I+D de las empresas del sector (-15,1 por ciento), la relación entre el gasto interno en I+D y el VAB experimentó un repunte (0,16 por ciento)”.

También se analizaron los datos recogidos en el Observatorio del Ferrocarril en España, con la intervención de Ángeles Táuler y Sergio Martín, miembros de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles. En el estudio se pone de manifiesto la relevancia que van logrando las empresas ferroviarias privadas de mercancías en el mercado español, puesto que en el año 2020 ya operaron el 30,9 por ciento de los trenes circulados, el 38,2 por ciento de los kilómetros recorridos y el 37,4 por ciento de las horas realizadas.

La jornada fue inaugurada por María José Rallo, secretaria general de Transportes y Movilidad del MITMA, que avanzó que trabajan en la creación de nuevos observatorios la carga aérea, innovación y digitalización, en el marco de una “red de observatorios”. Rallo afirmó que “las Administraciones Públicas deben jugar un papel muy activo en la generación de datos en abierto como herramienta de difusión”.